
"Los amigos nos decían, parecéis los Amantes
de Teruel, tonta ella y tonto él". Gritos, pataleos, silbidos... casi
se viene abajo el cine cuando algo así le recuerda Fiorella Taltoyano a José
Sacristán en la película "Asignatura pendiente", estrenada en 1977. Fue la
primera vez que oí esta expresión, o al menos de que fui consciente de que
era de uso común en el resto de España, aunque tabú en el Teruel de hace un
cuarto de siglo. Pocos autores -como Gregorio A. en el poemario que aparece
en esta misma revista- se atrevían a citarla.
¿Cuándo surgió esta frase para expresar lo
desvaríos a que puede llevar un amor desmedido? ¿De dónde viene? Busco la
citada expresión en esa magnífica fuente de información que es la prensa
antigua digitalizada por el Ministerio de Cultura.
La referencia más antigua que encuentro carece
del "y", está en el diario madrileño "El Heraldo" del 29 de octubre de 1852,
quince años después del estreno del drama de Juan Eugenio Hartzembusch "Los
Amantes de Teruel". Es la única donde el "tonta ella, tonto él" no se
asocia a las figuras de Isabel y Diego.
La frase aparece en una estrofa de la
aparentemente medieval "Epístola Gratulatoria del Marqués de Villena al
Conde de Sant Luis", que copio literalmente:
"E los de Martos cayeron,
Enjiemplo duro de estrella
Muy cruel,
et esos de quien dijeron
Que fue en morir tonta ella
tonto él"
El resto de las citas se refieren
invariablemente a los Amantes de Teruel. Tras recopilarlas, busco
información sobre la "Epístola Gratulatoria" y ¡sorpresa! No es un texto
medieval, sino una recreación de versos de esa época... escrita por el
propio Juan Eugenio Hartzembusch, en 1849.
¿Ya era popular esta expresión aplicada a los
personajes que recreó y la uso de forma deliberada o inconsciente? Pero no
la vemos anteriormente, ¿es que fue un travieso Hartzembusch el propio
difusor de esta jocosa coletilla tan íntimamente ligada a los desdichados
amantes? Un pequeño misterio.
El amor entre los dos personajes llevado hasta
el ridículo fue el tema de algunas parodias de "Los Amantes de Teruel" como
reacción a la cursilería del Romanticismo. Obras burlescas que también
debieron contribuir a popularizar la famosa frase. De la época
post-Hartzembusch son, por ejemplo, "Los Amantes de Chinchón" -cuya
escenificación, leemos, fue prohibida por el jefe superior de la Policía de
Madrid en 1848-, "Los estrupicios de amor", estrenada en el teatro
Variedades de la Corte en 1849, y "Los novios de Teruel", escrita en 1867
por Eusebio Blasco.
Relatos y folletines (novelas por entregas)
son los principales escritos de la prensa donde se usa la popular expresión.
Por ejemplo, en este texto de 1884:
"... Hoy debo confesar que siento hacia mi
amante verdadero cariño. Sin que seamos precisamente una fotografía de los
amantes de Teruel, tonta ella y tonto él, como dice la gente, nos
queremos lo bastante para no aburrirnos cuando estamos juntos".
Otro ejemplo, éste de principios del siglo XX:
"... Llevaban diez o doce años casados, y
como el primer día, babosillos, ridículos, insoportables... Los llamábamos
«Los
Amantes de Teruel»,
sólo para poder colgarles la coletilla burlona del pueblo
«tonta
ella y tonto él», y ellos se reían, se reían
de nosotros".
No es la única frase
proverbial aplicada a los amores de Isabel y Diego. Hay una variante que
dice: "Los Amantes de Teruel, tonta ella y loco él". Y otra más amable, pero
quizá por ello menos difundida. Es la que reza: "Los Amantes de Teruel, que
siempre se quisieron bien", con su variante "Los Amantes de Teruel, que
en vida y muerte se quisieron bien".
Dibujo: Caricatura
de dos políticos, Azaña (i) y Maciá (d), publicada en "Siglo Futuro", el 1
de agosto de 1933 |