
Raquel Esteban Martín es el alma mater
de Las Bodas de Isabel de Segura. Ideó, diseñó y puso en marcha la fiesta.
Se especializó en indumentaria medieval, creó el primer cuadro de danza
medieval, Albishara; apostó por formar los grupos de la fiesta como elemento
de participación, y cuando habían crecido mucho y era difícil coordinarlos planteó crear una Federación
autónoma y una división en subgrupos. Supo buscar los colaboradores adecuados y apoyos necesarios para
que la recreación haya perdurado durante 17 años en una progresión
ascendente, actualmente desde la Fundación Bodas de Isabel que dirige.
Tras la edición de 2013, hacemos con Raquel un
balance de la misma.
- En un mes de invierno tan imprevisible
como febrero el buen tiempo suele respetar la celebración de la fiesta, y
2013 no ha sido una excepción...
- Está claro que es porque los dioses están
con nosotros (ríe). De todas maneras, antes de la primera edición hizo un
estudio estadístico mi hermano Lázaro Esteban con la Agencia Estatal de
Meteorología, mirando los últimos 70 años y comparando febrero con mayo,
porque había quien apuntaba que mayo era el mes más apropiado para celebrar
Las Bodas. Y febrero es el mes más seco; en este sentido para una fiesta de
calle tenemos bastantes posibilidades de que al menos no nieve.
- En las oficinas de turismo ha aumentado
considerablemente el número de visitantes, en el Mausoleo de los Amantes
también, y salvo el viernes la asistencia fue claramente superior. ¿Es que
ya ha pasado la crisis para Las Bodas?
-Creo que es una especie de antídoto, en Las
Bodas el espíritu que planea, la energía, la calidad de las imágenes, las
emociones, hace que la gente venga de alguna forma a alimentarse. Si que
notamos estos últimos años que conforme la crisis aumentaba se acercaba más
gente a nosotros no solo durante las fiestas, también en la época del "casting",
los concursos y otras actividades.
- Una vez más, en los partes policiales y
sanitarios el número de incidencias ha sido ridículo para una fiesta que
congrega a miles de personas. ¿Por qué son tan tranquilas?
- Eso también es curioso, creo que responde un
poco a lo mismo; desde el primer momento es una fiesta de emociones bonitas
y esto de alguna manera contagia. Las actividades son muy de fundirse con
ellos desde el punto de vista del público, de impregnarse de lo que está
ocurriendo y eso de alguna forma hace que las cosas fluyan de una manera más
suave.
- Este año se ha estrenado el nuevo torneo,
la ubicación del campamento, la nueva estructura del desfile... ¿Ha salido
todo como se esperaba?
- Ha ido todo muy bien, siempre tenemos unos
previos tensos y complicados por que la envergadura de la fiesta es muy
grande y somos un equipo muy pequeño y hay que responder a cantidad de
situaciones y de imprevistos, entonces sí tenemos una cierta angustia.
Gracias a esta visión general del equipo se puede solucionar bien, y gracias
a la participación de los actores y voluntarios que son capaces de resolver
las incidencias del directo, tienen la improvisación necesaria en un momento
crítico. Al final las novedades y el propio programa de actos han
trascurrido con buenos resultados.
- ¿Cual será el papel de Las Bodas en el
proyecto municipal de hacer de Teruel un destino del turismo romántico, a la
imagen de Verona en Italia?
- Habría que aprovechar todas las "bodicas"
de Las Bodas, como dice Santiago Gascón. La repercusión es tan grande que
hace que los contenidos de Las Bodas se reinventen, se reinterpreten por
otros colectivos, se versionen en otros soportes, y al fin al cabo todo gira
en torno al amor, al amor y la muerte, pero el amor como triunfo sobre la
muerte. No son solo Las Bodas una celebración de tres días, sino que el
imaginario potente y el marco conceptual de Las Bodas permite todo tipo de
acciones y de producciones que tienen que ver con la ciudad como un centro
amoroso de referencia.
- Todo es mejorable, suele decirse. ¿Qué se
puede mejorar en Las Bodas de cara a futuras ediciones?
-Llevamos tres años con falta de personal,
porque con la cantidad de cosas que tenemos cada miembro del equipo es
bestial, es muy complicado; este año incluso hemos tenido que llevar alguno
del equipo la dirección teatral de algunos de los apartados, porque es tanta
gente, son tantas escenas... Necesitaríamos un equipo reforzado, regidores
de escena, gente para coordinar, ayudantes de dirección, para estar en
mesa... un equipo mucho más grande de personal para poder descargar un poco
el gran trabajo que tenemos los que estamos aquí.
- Pero la fiesta es un éxito...
- Insisto en qua fiesta sale adelante porque
hay muchos voluntarios en diferentes secciones por llamarlo de alguna
manera, que saben lo que hay que hacer. Hay una memoria adquirida año tras
año, si no sería imposible. Mucha gente sabe dónde está, lo que hay que
hacer, los recorridos son los mismos, si pasa algo los templarios saben
dónde acudir, hay muchas cosas que la repetición año tras año hace que sea
viable la fiesta, pero hacen falta responsables y profesionales para
apuntalar bien y dar solidez a todo lo nuevo que llega.
- Dentro de cuatro años la leyenda de los
Amantes cumple 900. ¿Se hará algo especial?
- Si sobrevivíos hasta el 2017 (ríe) seguro
que vamos a hacer maravillas, algo para conmemorarlo claro que sí.
- Para terminar, cuéntenos una anécdota.
- La gente va contando muchas cosas pero a la
hora de la verdad no nos acordamos, Hay un sin fin de situaciones, a lo
mejor en mitad de una escena falla un micro y hay que abrazar al compañero
para hablar por el micro de al lado.
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